viernes, 22 de febrero de 2008

El sueño de la razón produce monstruos






Estos son algunos de los monstruos que, para Goya, produce el sueño de la razón. No sabemos a ciencia cierta si se refiere al sueño -o ausencia- de la razón al quedarse dormida, o más bien a las visiones oníricas que la razón tendría en su agitado sueño. En cualquier caso, son quizá estos grabados posiblemente más reales que otras de sus obras más "realistas" como La Familia de Carlos IV o Los Fusilamientos del 3 de Mayo. Goya, como un nuevo Segismundo se pregunta ¿qué es la vida? y se encuentra con que la realidad es mucho más amplia que lo que podemos percibir a través de los sentidos, así que pone de modelos a sus fantasmas y les hace desfilar para que no quede ninguno en su interior. En un país fanático e irracional, en un cuerpo enfermo y una mente alucinada, rodeado de un silencio permanente, ésta es, para él, la verdadera realidad.
Cabría preguntarse si hoy, doscientos años después, la razón sigue quedándose dormida y soñando con monstruos.
Podemos hacer una parada intermedia en los años treinta del siglo XX, en la guerra civil española. Picasso y su terrible Guernica están ahí para recordarnos que la razón se durmió, profundamente y por mucho tiempo. Los caballos volvieron a sublevarse.
Pero con una somera mirada a la situación de la humanidad en nuestro tiempo, comprobaremos que el disparate sigue resultando de rabiosa actualidad, tal vez no en nuestro país, algo más iluminado por la razón que en otros tiempos, pero sí en tantos y tantos países, poblados casi exclusivamente de fantasmas. ¿A dónde va ese jinete? Parece que intenta huir. Quién sabe, tal vez intente ir a otro país, donde las montañas sean verdes y hermosas, donde los caballos sean de mejor raza, donde el dormir produzca bellos sueños, y no terribles pesadillas, donde poder vivir en paz y armonía. Pero ¡ay! su caballo está desbocado, parece que nuestro héroe tendrá que abandonar el viaje y regresar a su sucio, triste y desangelado hogar. Seguramente mañana lo intentará de nuevo. Esperemos que entonces su caballo esté más tranquilo y que a todos nos ilumine la razón.

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